EL RECOBRO Y EL MINISTERIO UNICO
En la Biblia, Dios nos revela únicamente dos ministerios, uno es el del Antiguo Testamento o antiguo pacto, y el otro es el del Nuevo Testamento o nuevo pacto. Pero en realidad ambos ministerios son uno solo, tal como el Antiguo y el Nuevo Testamento conforman una sola Biblia con dos partes o secciones. La palabra Biblia significa “el Libro” y alude a los escritos santos de Dios, las Santas Escrituras. La palabra Escrituras significa “los Escritos”, de manera que estas dos expresiones se refieren al mismo libro. Dios no tiene dos Biblias; Él tiene solamente una Biblia, la cual está compuesta por dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Del mismo modo, el ministerio de Dios es uno solo, pero consta de dos secciones: la sección antigua y la nueva. El Antiguo Testamento fue simplemente una preparación para lo que habría de venir, esto es, para el Nuevo Testamento.
Debido a todas las divisiones y la confusión que por varios siglos ha imperado entre los cristianos, es muy necesario recalcar que hay un solo ministerio. Lo que más daño produce entre los cristianos son las divisiones y las confusiones. Además, la causa de las divisiones y confusiones imperantes entre los creyentes es una sola: la existencia de diferentes ministerios.
Debemos entender claramente que el fundamento de todas las denominaciones y el factor que produce cada denominación, son sus ministerios particulares. Si hoy día todos los cristianos estuvieran dispuestos a que el Señor les quite sus diferentes ministerios, todos ellos serían uno.
Después de estudiar la Biblia y laborar en ella por muchos años, hoy podemos afirmar que el ministerio de Dios consiste en valerse de Sus vasos escogidos para llevar a cabo Su economía, es decir, para cumplir Su propósito eterno al impartirse en Su pueblo escogido a fin de que éste le exprese. Dios necesita hombres, Sus vasos escogidos, a fin de llevar a cabo Su economía.
En el recobro del Señor hay un solo ministerio. Si usted dice que el ministerio es mi ministerio, debe decirlo con la comprensión de que lo que yo ministro es el ministerio del Nuevo Testamento. El ministerio del Nuevo Testamento fue encargado por el Señor Jesús a Sus doce Apóstoles y luego a Pablo y sus colaboradores. El hermano Nee tenía un entendimiento claro de que había únicamente un solo ministerio. El ministerio de la economía de Dios en el Nuevo Testamento es uno. Todos los que sirven, los ministros, deben participar del mismo ministerio
En el recobro en el ministerio de Dios, no hay libertad de predicar lo que nos guste predicar ni de enseñar lo que nos guste enseñar. Nuestra predicación y nuestra enseñanza tienen que ser restringidas bajo el liderato y por la revelación de la economía neotestamentaria de Dios. Si alguien en el recobro del Señor empezara a enseñar, a enfatizar o a promover algo contrario o diferente a la economía neotestamentaria de Dios, sería necesario que cierto liderato restringiera eso. Entonces no habría confusión. Nunca habría confusión en el recobro del Señor si todos nosotros tuviéramos una revelación clara del ministerio en la economía neotestamentaria de Dios.
El liderato en el ministerio neotestamentario en realidad no es el liderato de cierta persona que controle. En el recobro del Señor nosotros rechazamos la idea de que una persona controle a la gente y los asuntos. Es verdad que tenemos cierto liderato, pero no tenemos el liderato de una sola persona que controla. En lugar de eso, tenemos el liderato de una sola revelación que controla en el ministerio único por medio de aquellos que traen la revelación del ministerio. La revelación controla, y lo hace por medio de los que traen la revelación. La revelación en el recobro del Señor nos controla y nos restringe.
EL MINISTERIO UNICO
En este capítulo queremos tener comunión sobre el ministerio y los ministros neotestamentarios. El ministerio de la economía neotestamentaria es singular y único, pero los ministros de la economía neotestamentaria son numerosos. En enero de 1937 el hermano Nee dio una serie de mensajes sobre la vida de iglesia en los cuales nos dijo que todas las personas dotadas, tales como los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, fueron dados al Cuerpo por la Cabeza para la obra del ministerio único. El habló fuertemente sobre la obra del ministerio único. En 1969 me invitaron a cierta localidad donde el hermano responsable insistía en que él aceptaba todos los ministerios. Yo enumeré varios “ministerios” y le pregunté si los podría recibir. Se vio obligado a decir que aceptaba todos los ministerios selectivamente. Aunque no quiso decirlo, esto fue una confesión de que no recibía todos los ministerios. Ni siquiera las denominaciones en el cristianismo reciben todos los ministerios. Los bautistas del sur nunca podrían aceptar el ministerio de los presbiterianos, mientras que los presbiterianos nunca podrían aceptar los ministerios de los episcopalistas o de los luteranos. Tampoco aceptaría la Iglesia Católica Romana los ministerios de las denominaciones protestantes.
Hasta aquí, hemos visto que en la economía de Dios hay una sola meta y que Dios ha ordenado un solo camino para alcanzar esa meta. Además, a fin de tener el camino único para la meta única debemos estar en la enseñanza y la comunión de los apóstoles. No se puede ver el camino único para la meta única en el cristianismo de hoy porque ellos no están en la esfera de la enseñanza y la comunión de los apóstoles. Hay muchas diferentes enseñanzas en el cristianismo de hoy. Todas estas diferentes enseñanzas hacen que la gente entre en diferentes comuniones, y las diferentes comuniones son divisiones en confusión. En el recobro del Señor nosotros hemos sido traídos al camino único para la meta única conforme a la enseñanza de los apóstoles para estar en la comunión única de los apóstoles. El factor preservador que nos guarda en el camino único para la meta única es la enseñanza y la comunión de los apóstoles. Si permanecemos, vivimos y tenemos nuestro ser en la enseñanza y la comunión de los apóstoles, podemos tener el camino único para la meta única. Si no, seremos descarriados a una situación divisiva y no tendremos la conciencia de que estamos en algo erróneo. Podemos servir a Dios conforme a Su economía neotestamentaria solamente al tomar la enseñanza de los apóstoles y permanecer en la comunión de los apóstoles.
Todos nosotros tenemos la libertad de tocar las puertas de la gente y establecer reuniones en casa. De estas reuniones en casa podemos levantar una iglesia local. Pero si hacemos esto de modo independiente, sin relación con ninguna iglesia, lo que levantaremos será una secta independiente. Una apropiada iglesia local está relacionada con otras iglesias. Debemos acordarnos de que hay iglesias en la tierra que ya existen. Cuando se establezca una nueva iglesia, está debe relacionarse con las demás iglesias que ya existen. Tener comunión con las demás iglesias nos mantiene en la apropiada comunión de los apóstoles, lo cual significa que seremos guardados en la verdadera unidad del Cuerpo de Cristo. Predicar el evangelio, bautizar a la gente y establecer reuniones en casa no se relacionan con la comunión de los apóstoles. Pero convertir esas reuniones en casa en una iglesia local en cierta localidad, eso sí tiene que ver con la comunión de los apóstoles. Tener una comunión independiente en una localidad es divisivo. Por otro lado, los hermanos responsables en la iglesia no deben controlar a los santos. No deben adoptar la actitud de que los santos necesitan obtener permiso de ellos para levantar la vida de iglesia en cierto lugar. Pedir a los santos que obtengan su permiso es ejercer control sobre los santos. El practicar esto es no guardar la unidad de la comunión de los apóstoles.
debemos tener presente que estamos en el recobro del Señor, y la primera característica del recobro del Señor es la unidad. Si perdemos esta unidad, estaremos acabados y ya no seremos más el recobro del Señor. Por eso, debemos estar conscientes de que existe el peligro de que se introduzcan opiniones y enseñanzas diferentes que puedan dañar la unidad. La bendición que siempre desciende de Dios a Su recobro tiene como base la unidad (Sal. 133). Si perdemos la unidad, perderemos la bendición.
CINCO ASPECTOS DE NUESTRA NORMA
Al llevar a cabo el ministerio neotestamentario, el Señor Jesús nos dijo que Él nunca hizo nada por Sí mismo (Jn. 5:19), que no llevó a cabo Su propia obra (4:34; 17:4), que las palabras que Él dijo, no las dijo por Su propia cuenta (14:10, 24), que no hizo nada según Su propia voluntad (5:30) y que no buscaba Su propia gloria (7:18). Si nos valemos de estos principios para fijar una norma según la cual midamos toda obra cristiana hoy, comprobaremos que casi todas las obras cristianas no se conforman a esta norma. ¿Quién podría afirmar que al participar en la obra del Señor no hace nada por su propia cuenta? ¿Quién podría asegurar que al laborar no realiza su propia obra y que al hablar no habla por su propia cuenta? ¿Quién podría declarar que no realiza nada según su propia voluntad y que no busca su propia gloria? Si podemos afirmar que cumplimos con estos cinco principios, ciertamente tomamos parte en el ministerio neotestamentario de Dios. De otra manera, nos hemos descarriado.
Nuestra constitución no debiera ser meramente algo de lo cual estamos recubiertos, sino que debe ser algo que se haya forjado en nuestro ser. Babilonia la Grande está adornada, o recubierta, de oro (Ap. 17:4), pero el candelero es de oro en su esencia intrínseca. Es de oro intrínseca, básica y esencialmente. En el caso de muchos de nosotros, estamos apenas recubiertos de oro; y lo que está apenas recubierto de oro no podrá pasar la prueba de las “raspaduras”. Una leve raspadura pondrá al descubierto la verdadera naturaleza de una cosa. Si verdaderamente somos de oro, tales “raspaduras” únicamente pondrán de manifiesto que somos de oro. Incluso si alguien pudiese “hacernos pedazos” y luego “molernos hasta pulverizarnos”, ello únicamente mostraría que no solamente somos dorados, sino que somos de oro. Si nuestra naturaleza es la del oro, ello podrá pasar por toda clase de pruebas. El recobro del Señor no valora lo externo, sino lo básico, lo intrínseco, lo esencial.
El tráfico terrestre debe seguir ciertas normas, e incluso el tráfico aéreo tiene sus propias normas; de otro modo, se perderían muchas vidas. Asimismo, para interpretar la tipología de la Biblia, las profecías de la Biblia, así como cualquier pasaje de la Biblia, existen ciertas normas y principios básicos que deben ser respetados.
Si hemos de ser serios con el Señor, debemos tener parte en el auténtico ministerio.