5.2.17

LO DEFINIDO DEL TERRENO
Tal parece que hoy en día es más fácil establecer una “iglesia” que abrir un kiosco. Para abrir un kiosco uno tiene que pedir permiso al ayuntamiento, pero para establecer una “iglesia” sólo tiene que comenzar una reunión en su casa. Las personas continuamente toman a Mateo 18:20 como la base de su reunión, pero ¡esto es equivocado! No podemos concluir que existe una iglesia sólo porque tiene la presencia del Señor. Aun la Iglesia Católica puede testificar que tiene tal presencia. Si usted les pregunta, ellos afirmarán que tienen la presencia del Señor, pero este hecho ¿los justifica y los vindica?
Además, otros dicen que entre más grande sea su medida de Cristo, más son la iglesia, pero no podemos estar de acuerdo con esto. Por ejemplo, Madame Guyon era muy espiritual, y de hecho, pocos tienen la medida de Cristo que ella llegó a obtener; sin embargo, ¿estaba ella correcta en cuanto a la iglesia? No, porque permaneció en la Iglesia Católica Romana.
No importa lo espiritual que seamos, tenemos que venir a Jerusalén. El simple hecho de amar al Señor por nuestra propia cuenta constituye sólo un aspecto; todavía falta el lado corporativo. Por tanto, tenemos que reunirnos en el terreno único de la unidad que el Señor escogió. Nada será estable si la posición de la iglesia se basa en la condición espiritual y no en el terreno. La condición es un asunto relativo: hoy usted puede estar animado en el espíritu, pero después de seis meses pudiera estar muy bajo; por otro lado, hoy puedo estar débil en el espíritu pero por la misericordia del Señor, después de un año, estaré fuerte. No hay una norma de establecida.
Muchos cristianos piensan que todo está bien si predican el evangelio y edifican a los otros creyentes. Pero los apóstoles sólo obraban con la intención de edificar las iglesias locales; no había excepción. ¿Se puede mostrar en Hechos o en las epístolas que uno de los apóstoles hizo algún trabajo que no era edificar las iglesias locales? No, no hay tal indicio. Todos los apóstoles salieron con la plena intención de establecer y edificar las iglesias locales.
Es necesario que se edifique el templo en el monte de Moriah así como David lo estableció. El monte de Moriah era y todavía es el centro de Jerusalén; es el lugar donde Dios se le apareció tanto a Abraham como a David. Abraham ofreció a Isaac en el monte de Moriah (Gn. 22:2), y David ofreció sacrificios al Señor en el mismo lugar (1 Cr. 21:18-19, 26; 22:1). Así, David estableció que este mismo terreno sería usado para edificar el templo. El pueblo de Israel no tiene derecho a edificar el templo en ningún otro lugar, sino en el mismo lugar establecido por David. La iglesia cumple el tipo del templo. No tenemos ningún derecho a edificar la iglesia donde nosotros escojamos; si lo hacemos, estaremos haciendo lo que es recto en nuestros propios ojos. Nos complaceremos a nosotros mismos, pero el Señor no estará contento. Hoy en día, los cristianos continuamente hacen cosas que les parecen bien en sus propios ojos, pero no tienen el derecho de hacerlo. Es necesario edificar la iglesia local en el mismo terreno que Dios ha establecido, a saber, la localidad.
“Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea” (Ap. 1:11). La expresión “a las siete iglesias” significa a las siete ciudades. Una iglesia representa una ciudad, y cada iglesia local equivale a la ciudad en la cual está ubicada. Establecer ancianos en cada iglesia equivale a establecer ancianos en cada ciudad (Hch. 14:23, cfr. Tit. 1:5). Sólo debe haber una iglesia en una ciudad. En La vida cristiana normal de la iglesia, el hermano Watchman Nee dice que algo más pequeño que la ciudad no es la iglesia, y algo más grande que la ciudad tampoco es la iglesia.
Hoy en día, muchos obreros cristianos tienen demasiada libertad y edifican la “iglesia” adondequiera y sobre cualquier terreno. Existe toda clase de presuntas iglesias: iglesias en las casas, iglesias con nombre de calles, iglesias en recintos universitarios, y más. Muchas iglesias están siendo edificadas sobre muchos terrenos distintos. Es como si cada israelita tuviera el derecho a edificar un “templo”: Benjamín edifica un “templo” aquí y Jonatán edifica un “templo” allá. Los presuntos “templos” están en todas partes. Y ésta es la situación del cristianismo. No sólo existen muchas iglesias, sino también muchas diferentes clases de iglesias. ¡Qué situación tan degradada!